Pueblo new age en el lago Atitlán

El deporte de los cruzados
A orillas del mediterráneo francés, a mitad de camino entre la frontera de España y de Italia se ha desarrollado un deporte medieval que ahora tiene más de 400 años de existencia. La pasión de las justas acuáticas se da en todos los pueblos que rodean la laguna de Thau. Hombres de 7 à 70 años se enfrentan en barcas de remo en épicos combates con lanzas. La lanza de 3 metros se termina con tres puntas de acero que hay que clavar en el escudo del adversario. Meneados en la plataforma trasera de la barca al ritmo de los remos, no es nada fácil lograrlo. Este deporte no se puede improvisar. Un tambor y un clarinete tocan a bordo de cada barca para animar a los luchadores. El fervor es inmenso para poder ganar los torneos donde los combatientes representan a su pueblo y su confraternidad. Durante el torneo de San Luís, campeonato mundial de las justas acuáticas, se enfrentan los mejores luchadores de la temporada. De 160, solo quedará un vencedor. Esta pasión empieza muy joven con torneos para los niños en carretillas. El ceremonial es muy importante: desfiles preceden los torneos en los cuales todos los deportistas, jueces, lancheros desfilan en el pueblo. El protocolo obliga a todos un uniforme preciso. Van todo de blanco menos la camiseta interior rayada de azul. El que no lo cumple, recibirá una amonestación de la comisión disciplinaria le la liga de Justas.
La laguna de Thau / entre mar y tierra
Este deporte tradicional se vive en una región especial de la costa mediterránea. Lagunas y salinas naturales hacen que la frontera entre tierra firme y mar se desvanezca. Es el territorio de las aves salvajes. Miles de flamencos rosados vienen a alimentarse y descansar en la zona. La laguna de Thau, la más amplia con sus 18 kilómetros de largo, es utilizada para la producción de ostras y mejillones. Cada día los ostricultores la recorren en una multitud de pequeñas lanchas para cuidar los parques suspendidos en medio del agua. Muchos pescadores tradicionales viven también gracias a la laguna. En otoño pescan en particular las doradas reales que han venido a desovar en las aguas calidas de la laguna. Tienen una sola salida al mar por el canal de Sète y las pescas suelen ser milagrosas en el lugar llamado “Pointe courte”.
Sète, ciudad de tradiciones
Sète, mayor pueblo de la zona situado en una estrecha franja de tierra, enfrenta al mar por una lado y a la laguna por el otro. En el canal que cruza todo el pueblo, los impresionantes barcos de pesca de altamar vienen a depositar a diario la cosecha de la noche. El pescado servirá para preparar la Bouillabaisse, sabrosa sopa que se puede comer en todos los restaurantes del puerto. El pulpo se usará para realizar especialidad de sète: La Tielle Sétoise, una torta rellena de pulpo en salsa tomate. Zona muy asoleada, las tierras que rodean la laguna producen vinos especiales como el Muscat de Frontignan de un sabor dulce. En Marseillan, se produce un Vermouth de fama Mundial. En los años 30 el Noilly Prat ya era la bebida preferida de de los gangster de la prohibición en Chicago.
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